Mallorca, la joya del Mediterráneo, es la isla más extensa de España y la séptima del Mediterráneo. Conocida como «La isla de la calma», este paraíso balear no es solo un destino turístico de playas y sol, sino un lugar cargado de historia, cultura y una gastronomía que despierta los sentidos.
Un Poco de Historia
El nombre de Mallorca proviene del latín insula maior, que significa «isla mayor», en contraste con la vecina Menorca. Los orígenes de la isla se remontan al Neolítico, con restos que datan de 3500 a.C. La fundación oficial de la ciudad de Palma se atribuye a los romanos en el 123 a.C., liderados por el general Quinto Cecilio Metelo. Desde entonces, la isla ha sido un crisol de culturas, incluyendo la invasión de los vándalos en el 425, y el primer desembarco musulmán documentado en 707. Finalmente, en 1229, Jaime I el Conquistador tomó la isla, asegurando su lugar en la cristiandad.
Clima y Naturaleza
El clima en Mallorca es típicamente mediterráneo, con veranos calurosos que superan los 30°C e inviernos suaves. Las nevadas, aunque raras en el llano y la capital, son comunes en las cimas de la Sierra de Tramuntana. Esta diversidad climática, junto con sus 550 km de costa y más de 345 playas, hacen de Mallorca un lugar idílico para disfrutar de la naturaleza.
Una Ruta por la Gastronomía Mallorquina
Mallorca no solo es famosa por sus paisajes, sino también por su rica gastronomía. La sobrasada de Mallorca es un embutido con indicación geográfica protegida, elaborado a partir de carnes seleccionadas de cerdo, pimentón, sal y especias. Este manjar es suave y especiado, perfecto para disfrutar en una rebanada de pan.
En cuanto a los vinos, Mallorca cuenta con varias denominaciones de origen. Los vinos de Binissalem Mallorca y Pla i Llevant son especialmente reconocidos, elaborados con variedades autóctonas como la Manto Negro y la Moll. Estos vinos tintos y blancos son conocidos por su cuerpo, personalidad y equilibrio.
Otro producto estrella es la ensaimada mallorquina, una delicada pieza de repostería con forma de espiral que tiene orígenes judíos. Este dulce, elaborado con harina de trigo, azúcar, huevo y saïm (grasa), es un clásico que se disfruta en toda la isla.
Además, no se puede olvidar el aceite de oliva virgen extra de Mallorca, que se elabora con aceitunas de las variedades Mallorquina, Arbequina y Picual. Este aceite es fundamental en la cocina mallorquina, aportando un sabor inconfundible a platos como el frito mallorquín, un festín de carne, tripa, hígado y verduras fritas.
Platos Típicos y Bebidas Tradicionales
El arròs brut (arroz sucio) es un plato contundente, lleno de sabor, similar al arroz Signoret. El tumbet, una versión mallorquina del pisto, es comparable a la ratatouille francesa o la sanfaina catalana, mientras que la coca de trampó y el trampó son imprescindibles para los amantes de las verduras frescas.
En cuanto a las bebidas espirituosas, Mallorca tiene sus propias especialidades. El Palo de Mallorca es un licor oscuro, denso y aromático, mientras que las Hierbas de Mallorca, una bebida anisada obtenida de la maceración de plantas aromáticas, es perfecta para finalizar cualquier comida.
Curiosidades y Anécdotas
El Castillo de Bellver, con su planta circular, es uno de los cuatro castillos de Europa con esta forma y el más antiguo de todos. La Catedral de Mallorca alberga el rosetón más grande del mundo entre las catedrales góticas, y el faro de Portopí es el tercero más antiguo del mundo, siendo el segundo en España.
Desde sus orígenes romanos hasta su influencia musulmana y cristiana, pasando por sus productos con denominación de origen, Mallorca es un destino que invita a ser descubierto y disfrutado en cada rincón