Embutidos: un nuevo estudio revela el alto contenido en bacterias beneficiosas
Los embutidos curados, como el chorizo, el salchichón o el fuet, podrían desempeñar un papel mucho más relevante en la salud de lo que se pensaba hasta ahora. Una investigación presentada por INTERPORC (la Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca) demuestra que estos productos contienen altas concentraciones de probióticos naturales, en muchos casos superiores a las de otros alimentos fermentados como el yogur o el kéfir.
El estudio ha sido elaborado en el marco de la Cátedra de Nutrición, Salud y Sector Agroalimentario de la Fundación Ortega Marañón, y sus conclusiones se han dado a conocer en un acto celebrado este martes por la tarde.
Una mirada científica al embutido como alimento funcional
La investigación ha estado dirigida por el doctor Antonio Escribano, reconocido especialista en nutrición deportiva y catedrático extraordinario en la Universidad Católica de Murcia (UCAM). El estudio pone el foco en el potencial de los embutidos crudos curados como fuente de microorganismos beneficiosos para el organismo humano.
Según Escribano, no solo es importante valorar estos productos por su valor culinario o su tradición gastronómica, sino también por su aportación a la microbiota intestinal gracias a la presencia de bacterias fermentativas vivas, especialmente del género Lactobacillus.
Un redescubrimiento de lo tradicional
Alberto Herranz, director general de INTERPORC, ha explicado que este trabajo responde a la necesidad de explorar científicamente el papel que pueden tener los alimentos tradicionales en la alimentación moderna. “Queríamos demostrar con evidencia científica que los embutidos curados pueden formar parte de una dieta equilibrada, saludable y variada”, ha indicado.
Herranz también ha resaltado que este tipo de investigaciones permiten revalorizar productos cárnicos que forman parte del patrimonio gastronómico español, adaptándolos a las nuevas corrientes de salud y bienestar.
Bacterias que llegan vivas al intestino
Durante la presentación, la consultora alimentaria Ana Agar, de Tecoal, fue la encargada de mostrar los resultados más relevantes del análisis microbiológico. Según los datos, los embutidos curados presentan una elevada concentración de bacterias probióticas vivas, capaces de resistir el proceso digestivo y llegar al intestino en condiciones óptimas.
Esta característica es clave para considerarlos alimentos funcionales. Según explicó Agar, “estas bacterias no solo sobreviven al tránsito intestinal, sino que contribuyen a mejorar la digestión, fortalecer el sistema inmune y equilibrar la flora intestinal”.
El propio Dr. Escribano ha insistido en este punto: “Cuando hablamos de probióticos, es esencial que las cepas lleguen vivas y activas al intestino. En los embutidos curados esto ocurre de forma natural, lo que los convierte en un alimento funcional de pleno derecho”.
Un potencial aún desconocido
Uno de los aspectos más llamativos del estudio es el escaso conocimiento que existe, incluso entre profesionales del ámbito de la nutrición, sobre este potencial. Así lo afirmó José Antonio Barroso, director general de Laboratorios Microal–Sevilla y autor del libro SOS Probióticos.
“Existe una gran sorpresa al descubrir que productos como el chorizo o el salchichón pueden ser tan ricos en probióticos como algunos suplementos comerciales o alimentos fermentados tradicionales”, aseguró Barroso, quien también destacó su impacto positivo en la salud digestiva y la nutrición funcional.
Una nueva visión para la dieta mediterránea
El estudio no busca fomentar el consumo excesivo de embutidos, sino integrarlos inteligentemente en una dieta variada y equilibrada, aprovechando sus beneficios desde una nueva perspectiva. Los expertos insisten en que, como con cualquier otro alimento, la moderación es clave, pero su papel en la salud digestiva puede y debe ser reivindicado.
Además, INTERPORC ha puesto a disposición del público un vídeo explicativo sobre este hallazgo, que puede descargarse en el siguiente enlace: https://we.tl/t-gv0rK8qFaY.
Conclusión: tradición, ciencia y salud
El estudio presentado por INTERPORC plantea una reevaluación de los embutidos curados, no solo como productos de calidad y arraigo cultural, sino también como vehículos naturales de salud intestinal. Frente a una creciente preocupación por la alimentación y la salud digestiva, estos productos se revelan como una opción interesante dentro de un enfoque nutricional moderno.
La ciencia respalda ahora lo que la tradición ya sabía: que los embutidos, además de sabrosos, pueden ser buenos para el organismo si se consumen con equilibrio y conciencia.