Regantío Viejo, una bodega con historia en Arcos de la Frontera
Ubicada en el pintoresco municipio de Arcos de la Frontera, la Bodega Regantío Viejo destaca por poseer algunas de las viñas más antiguas de la región. Con cepas que superan los cuarenta años, la bodega conserva un legado vitícola que ha perdurado a lo largo de los años. Aunque sus orígenes se remontan a un proyecto impulsado por D. Marcel Fernández, fue en 2018 cuando la familia Naranjo Ortiz adquirió la bodega con la intención de renovarla por completo. Desde entonces, se han centrado en preservar y proteger la materia prima, revitalizando el proyecto con una visión moderna y sostenible.
Una filosofía basada en la calidad y la sostenibilidad
Los vinos de Regantío Viejo se producen exclusivamente con uvas de los viñedos de la bodega, excepto en el caso del Junus Blanco, cuyo componente de Palomino proviene del renombrado Pago Macharnudo en Jerez de la Frontera. Esta selección de uvas autóctonas y la apuesta por producciones limitadas permiten que cada añada no supere las 35.000 botellas por campaña, lo que resalta el compromiso con la calidad de la bodega.
El énfasis en la exclusividad se refleja también en la personalidad única de sus caldos. Los viñedos de Regantío Viejo se encuentran en un entorno privilegiado, junto al Pantano de Bornos y las estribaciones de la Sierra de Grazalema, lo que favorece una maduración lenta y progresiva de las uvas. Además de las variedades Syrah y Merlot, la bodega alberga un viñedo de colección con más de 47 variedades distintas, lo que la convierte en un referente de la viticultura en la región.
Una viticultura sostenible que respeta el entorno
Desde su adquisición, la familia Naranjo ha impulsado un cambio hacia una viticultura más respetuosa con el medio ambiente. La bodega ha implementado prácticas sostenibles como la instalación de cubiertas vegetales en los viñedos, la integración de ganadería en el cultivo y la eliminación de productos químicos. Esta filosofía de trabajo busca consolidar a la región de Cádiz como un centro de producción de vinos de alta calidad, a la vez que respeta y preserva el entorno natural.
Vinos que cuentan historias
La producción de Regantío Viejo se centra en dos vinos tintos y dos blancos: Relicta, Duo Vites, Junus e Ignotus. Cada uno de estos vinos está inspirado en la Antigüedad clásica grecolatina, reflejando la identidad de la bodega a través de sus etiquetas y sus nombres. Los mascarones que adornan las botellas representan el espíritu y la esencia de cada vino.
- Relicta es un vino robusto y de carácter, con una Syrah criada en barricas de roble francés, que le otorgan una estructura compleja y una intensidad apreciable.
- Duo Vites combina perfectamente Syrah y Merlot. Este vino se caracteriza por su ligereza, con aromas especiados y notas de frutas rojas, lo que lo convierte en una opción accesible y elegante.
Vinos singulares y limitados
Uno de los vinos más distintivos de la bodega es Ignotus, una verdadera joya para los amantes del vino. Este vino se elabora con más de veinte variedades de uvas, ensambladas cuidadosamente para crear un producto único. Con una producción limitada a solo dos barricas al año, cada botella es lacrada a mano y numerada, lo que lo convierte en un artículo de coleccionista.
El Junus Blanco es otro ejemplo del compromiso de la bodega con la calidad. Este vino, elaborado en su mayoría con uva Palomino del Pago de Macharnudo, es un claro reflejo del terruño de Jerez. Su crianza en botas envinadas con olorosos y amontillados le confiere una complejidad inusual, ofreciendo una experiencia que sorprende y deja una impresión duradera.
Vinos que representan su tierra
Los vinos de Regantío Viejo no solo destacan por su calidad y singularidad, sino también por su capacidad para reflejar el terruño y la historia de la región. La bodega se ha convertido en un referente en la viticultura de la provincia de Cádiz, con una propuesta basada en el respeto por la tierra y la autenticidad de los sabores.
El Duo Vites, como vino insignia, simboliza el equilibrio perfecto entre las variedades Syrah y Merlot, creando un producto que es a la vez fácil de beber y complejo. Su versatilidad y suavidad lo convierten en un acompañante ideal para distintas ocasiones.
Por otro lado, el Relicta y el Ignotus ofrecen vinos con carácter, que no solo representan la maestría de la bodega, sino también el compromiso con la excelencia en la producción vitivinícola. Estos caldos, junto con el Junus Blanco, ponen en evidencia el enfoque renovado de la familia Naranjo Ortiz, que ha sabido mantener la tradición mientras abraza la innovación.